La indefinición del Consell congela la apertura del tranvía a la Universidad
Seis meses después de conocerse la única propuesta para gestionar la línea 2 los técnicos siguen estudiando un tema que debía haberse resuelto en 30 días
La indefinición de la Conselleria de Infraestructuras por las dudas que ha suscitado en la Administración autonómica la que será la primera adjudicación de un contrato en la Comunidad Valenciana bajo la fórmula de la colaboración público-privada mantiene paralizada desde hace seis meses la puesta en marcha de la línea 2 del tranvía, un corredor tranviario que conectará el centro de Alicante con la Universidad y San Vicente, dando servicio a los barrios del norte de la ciudad y que ha superado ya con éxito todo tipo de pruebas técnicas
Seis meses han pasado ya desde que el entonces conseller, Mario Flores, conociera que el grupo Vectalia (Subús) era el único que había presentado una propuesta para hacerse cargo de la explotación de la línea durante los próximos 15 años. Fue el 28 de febrero y entonces los técnicos anunciaron que en un mes habría adjudicación y que el tranvía comenzaría a circular coincidiendo con las fiestas de las Hogueras de San Juan. Tras incumplirse el primer plazo, el propio Flores anunció, antes de su defenestración en el gobierno autonómico, que en agosto o, como muy tarde, antes del inicio el curso universitario en el Campus de San Vicente la línea entraría en servicio.
Llegó la consellera Isabel Bonig y su nuevo equipo -Carlos Eleno y Mar Martínez, sustituyendo a Vicente Dómine- y, a partir de entonces, "el tema se está estudiando", escueta versión oficial desde Valencia cada vez que se interpela por el asunto, tanto los periodistas como la alcaldesa de San Vicente, Luisa Pastor, o desde la propia Universidad. Un misterio.
Cien millones de inversión pública en barbecho y con el trazado más que probado. Fuentes del Consell conocedoras del asunto aseguran que el freno no es económico. Vectalia no tiene problemas para reunir el canon inicial a pagar -15 millones de euros- y la propia empresa desconoce las causas del retraso. La sociedad pública Ferrocarriles de la Generalitat (FGV) podría hacerse cargo de la explotación, pero en Valencia no hay presupuesto ni ganas por la delicada situación financiera, aunque el tema comience a ser una losa para la credibilidad del Consell del presidente Alberto Fabra.
La joya del TRAM
La conexión ferroviaria Luceros-San Vicente está llamada a ser la joya de la corona de la red del tranvía. No sólo porque en el Campus de San Vicente estudian 25.000 alumnos, sino porque los tranvías darán servicio al centro de la ciudad, barrios, Hospital General y San Vicente. El Consell prevé que la línea tenga un tráfico anual inicial de 6,3 millones usuarios que alcanzará los 11,5 millones en siete años.
La adjudicataria de la explotación (Vectalia) deberá pagar 15 millones iniciales de canon y cada año unos 24 millones de euros al Ente Gestor del Transporte metropolitano por, entre otros conceptos, la utilización de la infraestructura y el arrendamiento de los tranvías que seguirán siendo de Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana y por la gestión de la línea. A esta cantidad habrá que añadir el abono de otros 4 millones de euros al año a la empresa que se quede con las estaciones (concurso que ha quedado desierto, por lo que el mantenimiento sigue en manos del Consell). Los ingresos de la concesionaria llegarán de la venta de billetes y de una tarifa técnica que le abonará el Consell todos a los años.
La inversión en la construcción de esta línea ha superado los 100 millones de euros y, según los estudios que maneja la Conselleria de Infraestructuras, su inauguración supondrá, de inmediato, la reducción en un 22% del tráfico de vehículos entre la Universidad, San Vicente y Alicante, unos 3,5 millones de vehículos al año.
La L-2 contará con 14 paradas. Luceros, Mercado, Marq, Goteta, Bulevar del Pla, Garbinet, Hospital, Maestro Alonso, Gastón Castelló, Bulevar Norte, Ciudad Jardín, Santa Isabel, Universitat y San Vicente. La línea se privatizará durante 15 años.
Desde el final de las obras la pasada primavera la línea ha sido probada por los técnicos de día y de noche y ha servido para que los políticos se hayan hecho varias fotos. En el tranvía han montado las alcaldesas de Alicante y San Vicente, el expresidente Francisco Camps, el exconseller Flores, diputados, concejales... pero sigue sin ser utilizada por los pasajeros tras 100 millones de inversión pública.
La incertumbre sobre la estación del AVE retrae a los inversores
Infraestructuras deberá encontrar también otra fórmula económica para conseguir los fondos con los que finalizar el desarrollo de la red tranviaria hacia el aeropuerto tras quedar desierto el concurso público para privatizar la gestión y el mantenimiento de las tres estaciones emblemáticas del TRAM -Luceros, Mercado y Marq-; de los tramos comunes subterráneos que conectan las tres estaciones y del aparcamiento de la avenida de Estación, que lleva más de un año terminado y sin poder utilizarse. La adjudicación de este concurso era clave para que el Consell obtuviera una inyección de 150 euros con los que seguir planificando proyectos del tranvía y, además, porque la empresa que se quedara con el proyecto debe construir la estación del tranvía en la futura estación intermodal del AVE para la que hoy no hay plazos ni presupuesto. Un aspecto, éste último, que ha sido clave para explicar por qué no ha habido propuestas para el concurso.
El Consell pretendía dejar en manos de la iniciativa privada la gestión y la explotación de las cuatro estaciones emblemáticas de la red tranviaria (Marq, Mercado, Luceros y futura intermodal) durante cuarenta años. Decisión que junto a la privatización de la gestión de la L-2 entre Alicante y San Vicente proporcionarían unos ingresos cercanos a los 350 millones de euros que el Consell quería utilizar directamente para culminar la extensión del tranvía al aeropuerto y Benidorm.
En cuanto a la explotación de las estaciones, el adjudicatario las iba a explotar durante 40 años para lo que deberá hacer un desembolso inicial de 150 millones. Cantidad con la que el Consell pensaba recuperar la inversión realizada en la construcción de las paradas del Marq, Luceros y Mercado, y en la que también se incluyó el coste de la estación del complejo intermodal del AVE. F. J. B.
Seis meses han pasado ya desde que el entonces conseller, Mario Flores, conociera que el grupo Vectalia (Subús) era el único que había presentado una propuesta para hacerse cargo de la explotación de la línea durante los próximos 15 años. Fue el 28 de febrero y entonces los técnicos anunciaron que en un mes habría adjudicación y que el tranvía comenzaría a circular coincidiendo con las fiestas de las Hogueras de San Juan. Tras incumplirse el primer plazo, el propio Flores anunció, antes de su defenestración en el gobierno autonómico, que en agosto o, como muy tarde, antes del inicio el curso universitario en el Campus de San Vicente la línea entraría en servicio.
Llegó la consellera Isabel Bonig y su nuevo equipo -Carlos Eleno y Mar Martínez, sustituyendo a Vicente Dómine- y, a partir de entonces, "el tema se está estudiando", escueta versión oficial desde Valencia cada vez que se interpela por el asunto, tanto los periodistas como la alcaldesa de San Vicente, Luisa Pastor, o desde la propia Universidad. Un misterio.
Cien millones de inversión pública en barbecho y con el trazado más que probado. Fuentes del Consell conocedoras del asunto aseguran que el freno no es económico. Vectalia no tiene problemas para reunir el canon inicial a pagar -15 millones de euros- y la propia empresa desconoce las causas del retraso. La sociedad pública Ferrocarriles de la Generalitat (FGV) podría hacerse cargo de la explotación, pero en Valencia no hay presupuesto ni ganas por la delicada situación financiera, aunque el tema comience a ser una losa para la credibilidad del Consell del presidente Alberto Fabra.
La joya del TRAM
La conexión ferroviaria Luceros-San Vicente está llamada a ser la joya de la corona de la red del tranvía. No sólo porque en el Campus de San Vicente estudian 25.000 alumnos, sino porque los tranvías darán servicio al centro de la ciudad, barrios, Hospital General y San Vicente. El Consell prevé que la línea tenga un tráfico anual inicial de 6,3 millones usuarios que alcanzará los 11,5 millones en siete años.
La adjudicataria de la explotación (Vectalia) deberá pagar 15 millones iniciales de canon y cada año unos 24 millones de euros al Ente Gestor del Transporte metropolitano por, entre otros conceptos, la utilización de la infraestructura y el arrendamiento de los tranvías que seguirán siendo de Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana y por la gestión de la línea. A esta cantidad habrá que añadir el abono de otros 4 millones de euros al año a la empresa que se quede con las estaciones (concurso que ha quedado desierto, por lo que el mantenimiento sigue en manos del Consell). Los ingresos de la concesionaria llegarán de la venta de billetes y de una tarifa técnica que le abonará el Consell todos a los años.
La inversión en la construcción de esta línea ha superado los 100 millones de euros y, según los estudios que maneja la Conselleria de Infraestructuras, su inauguración supondrá, de inmediato, la reducción en un 22% del tráfico de vehículos entre la Universidad, San Vicente y Alicante, unos 3,5 millones de vehículos al año.
La L-2 contará con 14 paradas. Luceros, Mercado, Marq, Goteta, Bulevar del Pla, Garbinet, Hospital, Maestro Alonso, Gastón Castelló, Bulevar Norte, Ciudad Jardín, Santa Isabel, Universitat y San Vicente. La línea se privatizará durante 15 años.
Desde el final de las obras la pasada primavera la línea ha sido probada por los técnicos de día y de noche y ha servido para que los políticos se hayan hecho varias fotos. En el tranvía han montado las alcaldesas de Alicante y San Vicente, el expresidente Francisco Camps, el exconseller Flores, diputados, concejales... pero sigue sin ser utilizada por los pasajeros tras 100 millones de inversión pública.
La incertumbre sobre la estación del AVE retrae a los inversores
Infraestructuras deberá encontrar también otra fórmula económica para conseguir los fondos con los que finalizar el desarrollo de la red tranviaria hacia el aeropuerto tras quedar desierto el concurso público para privatizar la gestión y el mantenimiento de las tres estaciones emblemáticas del TRAM -Luceros, Mercado y Marq-; de los tramos comunes subterráneos que conectan las tres estaciones y del aparcamiento de la avenida de Estación, que lleva más de un año terminado y sin poder utilizarse. La adjudicación de este concurso era clave para que el Consell obtuviera una inyección de 150 euros con los que seguir planificando proyectos del tranvía y, además, porque la empresa que se quedara con el proyecto debe construir la estación del tranvía en la futura estación intermodal del AVE para la que hoy no hay plazos ni presupuesto. Un aspecto, éste último, que ha sido clave para explicar por qué no ha habido propuestas para el concurso.
El Consell pretendía dejar en manos de la iniciativa privada la gestión y la explotación de las cuatro estaciones emblemáticas de la red tranviaria (Marq, Mercado, Luceros y futura intermodal) durante cuarenta años. Decisión que junto a la privatización de la gestión de la L-2 entre Alicante y San Vicente proporcionarían unos ingresos cercanos a los 350 millones de euros que el Consell quería utilizar directamente para culminar la extensión del tranvía al aeropuerto y Benidorm.
En cuanto a la explotación de las estaciones, el adjudicatario las iba a explotar durante 40 años para lo que deberá hacer un desembolso inicial de 150 millones. Cantidad con la que el Consell pensaba recuperar la inversión realizada en la construcción de las paradas del Marq, Luceros y Mercado, y en la que también se incluyó el coste de la estación del complejo intermodal del AVE. F. J. B.
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